Cuántos de nosotros sufrimos en la cárcel de la culpa (nuestra y ajena), cuántos de nosotros nos reprochamos constantemente los errores cometidos, cuántos de nosotros no nos atrevemos a tomar decisiones por miedo al auto reproche o al ajeno, vivimos en un constante miedo a la culpa, y esto nos hace vivir una situación irreal, porque en estado positivo nosotros aprenderíamos de nuestros errores, pero estando con éste sentido de culpabilidad nuestra situación se vuelve perniciosa.
¿Por qué debemos sentirnos culpables cuando le decimos a alguien que no queremos hacer lo que nos pide?.
¿Por qué no podemos tomar decisiones con libertad, sin sentir ese martilleo en nuestro interior?.
Todo sería más fácil si desde pequeños nos dejaran tomar nuestras decisiones, experimentar con aquello que queremos hacer sin que haya peligro para nosotros, pero dejándonos experimentar en nuestras vidas y que podamos equivocarnos sin que nadie nos dijera, ¡ves, Te lo dije y no me hiciste caso!. Hacernos sentir que esa equivocación es por nuestra culpa por no obedecer, nos hace a partir de entonces personas dependientes de personas que no solo velan por nuestro bienestar si no que a partir de entonces consideramos que son los únicos que saben por experiencia por donde debemos ir, para no “equivocarnos”.
Debemos pues entonces explicar a los más pequeños, como deben tomar sus decisiones y sus responsabilidades y ellos que decidan, os digo que los niños no son idiotas y lo van a entender perfectamente (recordémonos en esa época por si tenemos dudas). Acordémonos que debemos educar para tener niños con inteligencia emocional, que sepan ver sus equivocaciones como parte de su crecimiento y no como una humillación.
Qué podemos decir de esos niños que presencian la violencia en el hogar, un hogar que debería ser su cobijo y que por ende es singular a dudas su infierno particular, donde su indefensión se agudiza aún más sin saber ni comprender el motivo de esa situación. Se culpan de que sus padres no se quieren por ellos, quizás lo han escuchado de sus progenitores, aquellos que deberían ser sus protectores se convierten por el contrario en los ogros de sus pesadillas, y en sus mentes tan frágiles nadie les han enseñado a discernir que lo que le ocurren a sus padres, es por una falta de entendimiento entre ellos, que ellos mismos han creado esa situación independientemente de ellos.
Tomar esta flor, nos ayudará a quitarnos de ese lastre de la culpa, con ese sentimiento de humillación que lo acompaña, os digo que jamás habéis sentido la paz y descanso emocional que nos proporciona esta flor y sobre todo sentir desde nuestro corazón ese amor y perdón que siempre hemos buscado afuera, veréis que es más compresivo y menos tirano.
Autor: Tratamientofloral